miércoles, 23 de marzo de 2011
Una mañana en Phnom Penh
Cuando me asomé a la ventana allí estaba él.
Después de convencerme el día anterior de que sus servicios me eran imprescindibles dadas mis débiles piernas occidentales, habíamos acordado que me esperaría al amanecer para visitar la ciudad. Tumbado en su moto, como si hubiese pasado la noche esperándome sobre ella, me saludó con una sonrisa cuando me vio aparecer. Casi no hablaba inglés pero su mezcla de palabras y gestos era suficientemente explícita.
Sacó un casco grasiento de debajo del asiento y me lo alargó. Venciendo mis reparos sobre en que cabeza había estado antes me lo ajusté como pude bajo su atenta mirada. Fue entonces cuando saco sus mitones y con gran cuidado se los ajusto en las manos. Se llamaba Samai, pero yo lo recordaré siempre como el conductor de los mitones rosas.
Nos dirigimos a nuestra primera parada, el Wat Phnom, una colina arbolada en mitad de la ciudad coronada por una pagoda donde la gente sube a rezar y pedir buena suerte a varios Budas que el Mekong arrastró hasta aquí. El parque que lo rodea y el santuario es como una representación de Camboya en miniatura. Vendedores de globos, jugadores de Jianzi, devotos creyentes, mendigos, niños con pájaros que venden para soltarlos en las ofrendas, parejas paseando, gente leyendo bajo los árboles, gatos subidos en las estupas, jóvenes acaramelados y turistas camboyanos que vienen a hacerse fotos frente a la escalinata que asciende a la pagoda.
Tras pedir buena suerte a los cuatro Budas y escaparme de un niño que estaba empeñado en meter uno de sus pájaros en mi mochila me dirigí al Palacio Real. El actual rey vive allí y sólo una parte está abierto al público, pero es suficiente. Es impresionante.
La sensación que tuve de volver a Bangkok trece años después fue apabullante. Todo el Palacio Real rezuma el estilo del equivalente tailandés. Parece casi una copia.
El edificio principal es la Pagoda de Plata, que se llama así porque todo el suelo está hecho de baldosas de plata de 1 Kg cada una. Y hay 5000 baldosas. Me habría encantado sentarme sobre ellas y rascar disimuladamente una de ellas, pero se encuentrana tapadas por alfombras y sólo te dejan ver unas cuantas en un extremo. Aún así impresiona. Me imaginé lo que debía ser verlo antes cuando estaban todas al descubierto y la luz de las ventanas las hiciesen brillar. Aprovechando que había tenido que descalzarme para entrar pisé disimuladamente una de ellas y a pesar del calor asfixiante noté que estaba helada. Un escalofrío me recorrió el cuerpo.
Dentro se encuentra lo mejor del arte jemer. Vi un Buda esmeralda y otro de oro recubierto con más de 10.000 diamantes, pero había infinidad de pequeños budas y figuritas que atraían la mirada irremediablemente. Aquí las fotografías estaban prohibidas y el nivel de seguridad imperante hacían poco recomendable el intentarlo.
Cuando salí busqué mis chanclas entre los miles de tipos de calzados desperdigados por la entrada pero en el lugar que yo recordaba haberlas dejado no estaban. Empecé a recorrer todo el perímetro buscándolas por si alguien las había movido o yo me había equivocado de lugar pero no aparecieron. Descalzo y con un asfalto que quemaba bajo el ardiente sol me sentí ridículo. El lugar más custodiado de Phnom Penh y a mi me habían robado las chanclas. Parecía un vodevil barato.
Me acerqué a uno de los guardias de seguridad y le indiqué que me habían robado. Se le abrieron los ojos y me pidió que le mostrase el lugar del crimen. Casi conteniéndome la risa por lo dantesca de la situación le señalé el lugar donde las había dejado. Cuatro guardias más acudieron y empezaron a buscar mis chanclas entre las decenas de calzados. No lo podía creer, tenía a la mitad de la seguridad del Palacio Real buscando unas chanclas de 10 euros.
El jefe de seguridad me acompañaba mientras daba órdenes por un walkie y yo me imaginaba las alarmas sonando y registrando a todo el mundo en busca de mis chanclas. En ese momento un inglés de unos treinta años, de metro noventa y rubio apareció corriendo con mis chanclas puestas. Las dejo donde estaban originalmente y se llevó unas que había junto a ellas. Calzaba cuatro números más que yo y había tardado casi media hora en darse cuenta de que no eran las suyas a pesar de que le sobresalía medio pie. No pude evitarlo y por fin solté la carcajada.
Me despedí con una inclinación del jefe de seguridad que me sonreía visiblemente aliviado. Y con gran dignidad me alejé de allí con mis flamantes chanclas de goma.
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Es que insisto, gracias por compartir tus viajes con nosotros, me encanta leer tus narraciones, he logrado recrear las escenas en mi mente. Las imágenes bellísimas, me encanta el sentido estético de oriente. Y bueno, que suerte que encontraste tu calzado jejejeje.
ResponderEliminarUn beso (agradecido)
Lo de las baldosas plateadas ha sonado muy thiaguista... y qué demonios es un mitón???
ResponderEliminarEn fín, lo de las chanclas fue muy del estilo de Ramón María del Valle Inclán y sus esperpentos, no? XD
a huevo, quiero conocer esos lugares! es que lo narras tan "padre" que pareciera que era tu compañero mudo del viaje, me dio harta risa lo de las chanclas, jeje nomas de imaginarme la escena me parece comiquisima.
ResponderEliminarlas fotos como siempre, maravillosas!
saludos mi buen parme
besos tigrosos
Muy peliculera la escena de las chanclas, sí. Una experiencia para recordar. No conocía el jianzi. Un abrazo
ResponderEliminarQue cosas más bonitas Parmenio, se te empezaba a echar de menos por los blogs, que lo sepas... tus fans empezábamos a inquietarnos, pero nos has devuelto otra vez unas fotazas.
ResponderEliminarAhora cuéntanos, ¿el inglés calzaba bien?
Bicos Ricos
me encanta, porque te has pegado un viaje increible, y te ha dado un poco igual con quien ibas y todo, es decir, que no te ha dado miedo ir por ahí solo y con gente autoctona, que no se, da como cosilla cuando visitas esos países por si te hacen algo, pero se ve que no.
ResponderEliminarUn besazo
tus siempre buenos escritos me han despertado las ganas de visitar Phnom Phen :-)
ResponderEliminarY el momento chanclas es genial... eso si estaba yo esperando como ultima ver la foto del tan deseado objeto por ese inglés despistado
Besos (no robados)
Jajajajajajaja, que bueno el momento chanclas y los seguratas buscando como si estuviesen buscando diamantes. En cosas como esa se ven las diferencias, porque en España el segurata se hubiera encogido de hombros y te hubiera dicho que te fueras al chino más cercano a comprar otras.
ResponderEliminarBesos (me alegro mucho de tu vuelta).
Las comparto encantado G-boy porque al recordarlos con vosotros vuelvo a vivirlos y disfrutarlos de nuevo. Y si consigo que por un momento imaginéis que estáis allí conmigo, entonces disfruto de vuestra compañía también. Y menos mal que apareció el inglés, porque ya me veía paseando descalzo por el palacio durante toda la visita. Y no veas como quemaba el suelo jejeje
ResponderEliminarAún no he tenido tiempo de pasarme por tu blog desde que estás en tu nueva etapa. La falta de tiempo me mata. A ver cuando me pongo al día
Un beso (por acompañarme descalzo)
Si que es Thiaguista Z, cuando estaba allí me acordé de él y de lo que disfrutaría viéndolas... y tocándolas jajaja
ResponderEliminarLos mitones son esos guantes sin dedos o con los dedos cortados por la mitad que dejan los dedos al aire para tener más sensibilidad. En este caso dejaban las falanges al aire.
Tienes razón. Valle Inclán se habría retorcido de la risa viendo esa situación tan estrambótica. Igual ahora yo sería un personaje de alguno de sus libros ;)
Un beso (de un mitomano)
Así que eras tu esa presencia que notaba detrás mío riendo durante todo el viaje Pancho ;) Me alegro de que te lo hayas pasado bien con mis pequeñas historias y que te hayan gustado las fotos.
ResponderEliminarUn beso (con cosquillas que provoquen tu risa)
Hace un tiempo me dijeron que me pasaban cosas muy Almodovarianas, Bo Tare. Creo que tienen razón. O es que yo tengo la misma mirada absurda que él :)
ResponderEliminarEl jianzi es por todo el sudeste asiatico muy popular. Aquí ves a gente jugando al futbol. Allí todo el mundo practica el jianzi. En cada parque hay gente jugando. Y me parece dificilísimo.
Un beso (deportivo)
Muchas gracias Pimpf. Eres un encanto. He estado muy liado con muchos temas a la vez y no he podido escribir nada durante estás dos semanas. En realidad no he podido ni leer tampoco vuestros blogs durante este tiempo. Intentaré ponerme al día en cuanto pueda.
ResponderEliminarYa sabes que yo disfruto mucho haciendo las fotos. Si además os gustan entonces ya es la leche :)
El inglés tenía una pinta fantástica. En realidad me había fijado en él bastante rato antes porque lo vi con una niña en brazos y paseaba con otro chico. Pero no vi a ninguna mujer con ellos. ¿Era gay? No lo sé, pero era mono. Aunque excesivamente alto jajaja
Un beso (por acordarte de mi)
Para mi el viajar solo no supone ningún problema Kotei. Al revés, me encanta sentarme con la gente que me encuentro y compartir con ellos su comida, sus costumbres, sus historias. Cada día me sorprende y me hace sentir vivo. Cuando estoy
ResponderEliminarviajando soy otra persona y me siento cargado de energía. Para mi es una sensación única.
Un beso (vigorizante)
Creo que tengo un problema Adrianos, escribo demasiado :) Sólo estuve allí día y medio y ya llevo tres post y al menos falta otro. Me lo voy a tener que hacer mirar jajaja
ResponderEliminarPhnom Penh es una ciudad de paso para los turistas que van camino de Angkor, pero tiene cosas suficientes para estar un par de días o incluso tres depende de lo que te guste la gente.
Mira, no se me había ocurrido hacerle una foto a las chanclas y eso que aún las tengo a pesar de protagonizar otro gran momento durante el viaje. Igual algún día lo cuento ;)
Un beso (robado)
No estuve nunca en Indochina y me hiciste venir ganas de ir... Envidia, pura envidia, de la sana, claro...
ResponderEliminarMe encanta como lo narras, me da la sensación de estar ahí contigo. Muchas gracias.
Un abrazo.
Para nuestra mentalidad española la situación era extrañísima Chris. Tener a cuatro personas de seguridad del Palacio Real preocupados por unas chanclas es inconcebible aquí.
ResponderEliminarComo dices, aquí se abrían encogido de hombros, puede que hasta se hubiesen echado unas risas a mi costa y me habrían dicho que me buscase la vida, pero allí se preocuparon realmente por mi y mis chanclas. Ese sentido de la hospitalidad asiática me encanta y me hacen sentir cómodo entre ellos.
Y menos mal que eran las chanclas, porque si llega a ser la cámara de fotos igual detienen a todo el mundo jajaja
Un beso (encantado de regresar)
Yo soy un enamorado de Asia, Peace-for-ever. Me habría quedado por allí mucho más tiempo. Si algún día desaparezco buscadme por allí jajaja
ResponderEliminarCompartirlo con vosotros y conseguir que sintáis que esos lugares sean ahora un poco más familiares para vosotros me llena de satisfacción y alegría.
Un beso (con los ojos rasgados)
Me han gustado mucho las fotos, y de todo , todo, todo, lo que has contado, lo que más me hubiera gustado es sentarme debajo de un arbol a leer... Y quitarte tus chanclas.
ResponderEliminarBesín.
ALberto
¿Y para que querías mis chanclas Alberto, en lugar de sentir las hierba bajo tus pies descalzos? Es mucho más relajante leer con el frescor entre los dedos desnudos y guardar un poco de cesped en los pantalones ;)
ResponderEliminarUn beso (verde hierba)
Y de una anécdota tan sencilla nació todo el rollo ese de las Chanclas (Chackras pronuncian ellos)del hinduismo. Así se escribe la historia.
ResponderEliminarEn "La vida de Briam", no recuerdo por qué, un grupo de judíos corre. A uno de ellos se le sale una alpargata y con ella en una mano divide al grupo de corredores formando una nueva secta al grito de "por aqui los alpargatís"
Fíjate la que pudiste haber armado a lo tonto, lo tonto. Hay que tener mucho cuidado con esto de las religiones.
Un abrazo
Recuerdo esa escena de "La vida de Brian" entre los seguidores de la alpargata y los de la calabaza sagrada jajaja. Si llego a insistir un poco más igual el rey de Camboya me adopta para compensar la vergüenza del robo de mi chanclas en su palacio y acabo siendo Parmenio I de Camboya.
ResponderEliminarDesde entonces cuido mis Chackras muy bien para que no me hagan caer. O que si caigo, sea al menos sobre alguien ;)
Un beso (religioso)
Si lo que no te pase a tí...jeje.... que situación más incómoda y menos mal que aparecieron porque te imaginaba descalzo en la moto con el casco y sin chanclas.
ResponderEliminarEn fin, una anécdota más para contar, verdad?
Sigo pensando que hiciste un viaje genial, me encanta leero todo lo que cuentas de los lugares visitados.
Un beso
UT
Parmee! que bonitas fotos, yo ya me leia y me dcia: ojala q al final haya puesto fotos qe si no... y sas! ahi stan :) q bonito el cielo, a mi es que me encanta el cielo asi aun que me da un poco de miedo por ser inmenso como el mar, bueno qe me voi por las ramas...
ResponderEliminarUn beso enooormesooon !!
No puedo creer que se pusiera las chanclas de otro y no se diera cuenta, y más si le quedaban chicas. Me imagino la cara que habrán puesto, tú y los guardias. Como para filmarlo.
ResponderEliminarMuy buenas imágenes, como siempre, muchachón.
parmenioooooo: tanto time mi amigo, como has estado, desaparecido, has estado jaja yo recien me entero que actualisaste tu blog, me gustaria saber que pasa en la actualidad contugo, ja besote
ResponderEliminarDurante un rato Ut, llegué a pensar que tendría que seguir toda la visita al palacio descalzo y salir a la calle después a buscar otras chanclas. Afortunadamente para mis delicados pies apareció el inglés con ellas.
ResponderEliminarLas anecdotas son muy divertidas... cuando ya han pasado jajaja.
Me alegro de que te interesen mis historietas viajeras. A veces me pregunto si no os estoy aburriendo con ellas. Espero que no.
Un beso (que te voy a calzar)
Una vez probé a poner las fotos a mitad, con el texto para ir ilustrando y me dio la impresión de que distraían de lo que quería contar Brekiaz. Prefiero ponerlas al final y que con el texto fresco veáis algo de lo que hablaba. Maniático que es uno jajaja
ResponderEliminarUn beso (porque el cielo eres tu)
Yo tampoco lo podía creer Dany. Ya me había yo fijado en sus chanclas que estaban en el lugar de las mías, pero deseché que se hubiera equivocado precisamente por el tamaño que tenían. No me creía que se hubiera equivocado y no se hubiese dado cuenta. Aún alucino... y los de seguridad también jajaja
ResponderEliminarUn beso (del tamaño que quieras)
He estado muy liado estas semanas Juancito. Trabajo, temas personales, ordenador estropeado, un fin de semana fuera... y todo junto me ha alejado un poco de internet durante unos días. Intentaré ponerme al día de nuevo.
ResponderEliminarUn beso (transatlantico)
Pero ¿¿¿¿¿pasó hubo algo con el rubio??????
ResponderEliminarjajaja.... lo único que pasó JL es que me devolvió las chanclas y puso cara de compungido :)
ResponderEliminarIba con otro chico también muy alto y una niña pequeña. ¿Gays? Ni idea. Pero no vi mujeres con ellos.
Un beso (soñando)
Un pais maravilloso que espero visitar algun dia, y lo de las chanclas muy bueno,ya teimaginaba descalzo por la ciudad.Gracias por seguirme,
ResponderEliminarTe lo recomiendo Montse, es un país precioso que merece la pena visitar y disfrutar en todos sus ricones. Yo espero volver de nuevo :)
ResponderEliminarTengo los pies muy delicados, así que no me habría gustado mucho pasear desacalzo por la ciudad. Me gusta vivir como los locales, pero hasta ellos llevaban chanclas jajaja
Bienvenida de nuevo por aquí.
Un beso (fotográfico)