lunes, 30 de enero de 2012

Mala pata


El pasado mes de octubre y hastiado ya de un gimnasio que me mantiene en forma pero que me aburre cada vez más, decidí apuntarme a un club deportivo compuesto principalmente por gays pero abierto a todo el mundo, independientemente de su orientación sexual. Ya me había fijado hace más de un año en esa asociación pero en aquel momento decidí que no estaba ni anímica ni físicamente preparado para apuntarme.

Pero a la vuelta del verano sentí que necesitaba un revulsivo en mi vida que me empujase un poco hacia adelante y que consumiese mis energías canalizándolas hacia algo más positivo que la introspección permanente. Y les escribí.

Me lo planteé como un doble reto. Por un lado el deporte de grupo me haría huir de la rutina de ir a un gimnasio al que cada vez se me hacía más cuesta arriba acudir, y por otro se me abriría un sinfín de posibilidades de socializar y conocer gente nueva que me aportasen más diversidad en mi círculo de amigos.

La variedad de deportes que ofertan es bastante considerable, incluyendo varios que yo había practicado en mi juventud, pero me fijé en uno del que sólo había oído hablar y del que no conocía casi nada, excepto que se puso de moda hace unos cuantos años en círculos elitistas pero que ahora ya se había extendido a todo el mundo: el pádel.

Empecé a jugar una vez por semana hace cuatro meses, que posteriormente he ampliado con una segunda jornada al comprobar que no se me da nada mal, a pesar de la evidente carencia de técnica y forma física. He conocido gente simpatiquísima que me ha recibido con mucho cariño y que me ha hecho sentir integrado muy rápidamente. Ahora además de partidos intensos disfruto de conversaciones alrededor de una cerveza tras los encuentros. Y gozo de esos momentos tanto o más como de los partidos.

Pero mi mayor sorpresa ha sido que en los deportes de raqueta predominan más las mujeres que los hombres, que se centran en deportes como el baloncesto, el patinaje o el volley. Y que por supuesto son lesbianas. ¿Por qué lo aclaro? Porque son las primeras lesbianas que conozco en mi vida. Ya se qué suena raro, pero si tardé 40 años en conocer un gay ¿acaso es extraño que tarde un poco más en conocer una lesbiana?

Había leído que existía una cierta "rivalidad" entre gays y lesbianas, y que a veces las relaciones eran algo tensas entre ellos, cosa que me sorprende un poco, porque perteneciendo al mismo colectivo y no compitiendo entre los dos grupos por el mismo "objeto del deseo", no termino de entenderlo. Pero me han sorprendido gratamente, siendo muy amables y acogiéndome como uno más. Quizás porque mi ciudad no es muy grande o porque el deporte une. No lo sé.

Pero hace unos días, jugando un partido hice un mal gesto al devolver una pelota y cargué todo el peso del golpe sobre un tobillo que no apoyó bien. Y me fui al suelo entre fuertes dolores. Me llevaron a casa y tras un ducha acudí a urgencias a que me miraran mi pie dolorido. Tras cuatro horas de espera me dieron el diagnóstico. Esguince de tobillo de grado dos.

Pero lo peor no fue eso, sino que me mandaron ponerme unas inyecciones. Una cada noche, al menos durante los diez primeros días. Ya comenté hacía tiempo el poco aprecio que le tengo yo a las agujas, y que si me dan a elegir entre curarme en una semana con inyecciones o en un mes con pastillas elijo el mes. Sin dudarlo. Mi hermano, que entretanto había acudido al hospital y que conoce mi aversión a las inyecciones, empezó a reírse a carcajadas. Pero aún más cuando me dijeron que me las debía poner yo mismo. Y es que la vida a veces es tremendamente retorcida y socarrona.

Así que ahora "ando" por casa de baja, pinchándome al anochecer como un yonqui y drogándome con antiinflamatorios. Llevo ya unos días encerrado en casa y con unos bonitos moratones en el estómago producto de las infames agujas. Y con el deporte prohibido hasta marzo.

Mala pata.

Pensé que al menos tendría tiempo para escribir más entradas en el blog, de aprovechar para estudiar un curso que tengo que hacer por mi trabajo, de visitar otros blogs y ordenar las fotos que se acumulan en el disco duro, de leer tranquilamente el último libro de Murakami y sobre todo de responder la cantidad de correos que tengo pendientes. Pero las visitas de la familia y de amigos me han impedido cumplir hasta ahora con mis buenos propósitos. Eso y que he descubierto que con un esguince se liga mucho. Pero eso es otra historia que ya contaré algún día.

Y como para compensar mi congoja, el padre de Rafael ha recapacitado y se ha dado cuenta de la barbaridad que iba a hacer de echarle de casa únicamente por ser gay. Sigue sin gustarle y tardará todavía un tiempo en asumir la condición de su hijo plenamente, pero se ha retractado de su idea original y le permite quedarse. Rafael de nuevo sonríe. Y yo sonrío con él.

Quisiera dedicar esta entrada a Jordan y a todos los que como Rafael han pasado por la misma situación de ser injustamente expulsados de su familia por algo de lo que no son culpables y que todavía son víctimas de la visión oscurantista de unos padres que anteponen sus prejuicios al amor de un hijo. Sé que no te consuela que Rafael haya podido quedarse, pero espero que al menos así mantengas viva la esperanza de que un día tus padres también lo hagan.

No desesperes, que tu vida va a mejorar.

domingo, 22 de enero de 2012

Premios Pimpf 2012


Ya han acabado los fastos de los Premios Pimpf 2012. Han sido tres días de alfombra roja virtual, autoentrevistas y nerviosismo de los nominados. De pensar si acudir a la gala con esmoquin o con un look más casual y desenfadado que potenciase mi imagen de bloguero juvenil. De probar todo tipo de cremas que disimulasen las incipientes arrugas  y de usar incontables productos que ocultasen las ojeras producto de la excitación de las nominaciones. De preparar docenas de borradores de discursos por si resultaba premiado y que luego negaría que estaban preparados. De ensayar mi mejor sonrisa por si acaso no resultaba premiado en ninguna categoría mientras comentaba a quien quisiese oírme que lo importante es la autosatisfacción. Del trabajo bien hecho quiero decir. O sea, del blog.

Estos premios nacieron el año pasado coincidiendo con el primer aniversario del blog de Pimpf y en aquella ocasión, y con sólo ocho meses de existencia de mi blog, fui nominado a seis categorías en las que tuve la suerte de ganar en dos, en las de Mejor Fotografía y Mejor Blog Gay y que agradecí con un post que podéis leer aquí.


Este año las nominaciones han sido en siete de las dieciséis categorías.

La primera de ellas ha sido al Mejor Comentarista fiel y que ha ganado justamente Christian Ingebrethsen de "Muros de Nubes" por segundo año consecutivo. La verdad es que tenía muy pocas posibilidades frente a mis compañeros porque este año he estado un poco disperso en mis comentarios y llegaba casi siempre tarde a todos los blogs, cuando los demás habían comentado ya. Espero que me perdonéis por ello.

La segunda categoría es a la Mejor Fotografía y que Pimpf define como

Este premio es especial para mi, pero difícil de definir, por el momento. El ser seguidor de algún que otro blog de fotografía me haría imposible elegir un blog con la mejor fotografía de las miles que se cuelgan en un año, así que, este premio es quizá al buen gusto por la fotografía, aquel blog en el que entro y me deleito con algunas de sus imágenes, si, entre ellas algunas picaronas, o aquel cuyas cabeceras me hayan gustado más a lo largo del año. Así que podemos destacar por unas cosas o por otras, al colectivo cagarrutia, cada post es una imagen ,cada post una palabra, Zowi, con sus dibujos, que no son fotografías, pero al cuento es lo más similar, Parmenio con las imágenes de sus viajes, cuando los hacía, JFL con sus cementerios que a mi tanto me gustan y G-boy, que siempre acompaña sus post con imágenes que nos ayudan a imaginarnos su día a día

Y aquí pegué un grito agudo e incontrolado al leer mi nombre. La fotografía es una pasión que descubrí de forma muy tardía (como parece ser la tónica de mi vida). Hasta los 29 años prácticamente no utilicé una cámara salvo por fotos esporádicas con las de mis amigos y una pequeña cámara Kodak Pocket Instamatic 100 que me regalaron por mi comunión y que prácticamente acabo en el fondo de un cajón durante años y que aún conservo. No fue hasta que empecé a viajar en el año 97 cuando decidí usar una. Mi hermana me prestó la suya y yo la olvidé encima de la mesa, obligándome a comprar máquinas desechables que hicieron fotos deplorables pero que me metieron el gusanillo en el cuerpo. A partir de ahí fui saltando de la cámara de mi hermana (una Canon básica) a un compacta Samsung 145 S con la que casi me arruino en revelados. No fue hasta el 2005, cuando viajé a Rumanía, cuando di el salto a la fotografía digital invirtiendo mis ahorros en una semicompacta Sony V3. Esta cámara la tuve que comprar dos veces pues me la robaron en el avión cuando volvía de México, junto con la mitad de las fotos que hice allí. Perdí todas las fotos de Chiapas, Tabasco, Campeche, Yucatán y Quintana Roo. Aún me lamento. Tendré que volver. En el 2007 decidí que era el momento de atreverme con una Reflex y me lancé sobre una Canon 400 D que es la que tengo ahora. Como veis soy un autodidacta sin idea de fotografía pero que ha descubierto una pasión que le resulta indisociable de viajar. ¿Comprendéis ahora la alegría que me da llevarme este premio?




El segundo día de la gala de los premios comenzó con el de Mejor Blog LGTB y que Pimpf explica así:

Un Pimpf al mejor blog gay es un Pimpf no solo a un blog como el mío que puede contar sus anécdotas desde un punto homo o bi o lo que sea, un blog gay para llevarse un Pimpf al mejor blog gay tiene que servir para algo, reivindicar, y enseñar al público en general lo que significa tener este tipo de orientación sexual, que muchos consideran distinta, otros la consideramos, una más. Entre los nominados hay grandes "maricas" (permítaseme la gracia), grandes blogueros que a mi con su lectura me han ayudado en algunos aspectos (aunque otros los tenía yo aprendidos), y supongo a muchos otros lectores, estos son G-boy mostrándonos la vida día a día de un gay cualquiera, Zowi cuyo comienzo del blog lo hizo contando su salida del armario, ahora nos relata su relación en algo que no sabe bien si es pareja pero que le quiere, Parmenio y las vicisitudes de quien sale del armario y descubre que es gay a una edad no tan temprana, Damian, todo un referente en un país no tan abierto a la homosexualidad como todos quisiéramos y Pedro siempre luchando por defender los derechos del colectivo LGTB


Y a pesar de la variedad y calidad de la propuestas de mis compañeros, Pimpf decidió otorgárselo a este blog. Ya he contado alguna vez que lo comencé como forma de dar salida a la frustración y rabia que tenía dentro al no atreverme a hablar con nadie de mi "nueva situación" y no pensando en ser modelo para nadie. Antes de empezar a escribir busqué otros blogs que hablasen de "lo que me estaba pasando" y no encontré ninguno, pues supongo que haber llegado a este punto de mi vida y descubrir traumáticamente que era gay es algo muy extraño y probablemente inexplicable. Supongo que soy digno de estudio y quizás algún día aparezca en algún manual de psiquiatría como caso extremo. Y decidí poner todo por escrito por si alguna vez alguien en mi misma situación podía aprovecharse de mi experiencia y mis errores. Mi sorpresa ha venido en estos casi dos años con la cantidad de gente que me ha escrito (a través del blog o al correo personal) diciéndome que se sentía identificada con alguno de mis post. Y gente de todas las edades, desde los 15 años hasta los 70. A todos os estoy muy agradecido por vuestros comentarios y correos durante este tiempo. Muchas gracias por ayudarme a crecer como persona y por apoyarme cuando lo necesito.




 Mi cuarta nominación era al Mejor Blog Cultureta que ganó Observatorio Gay Granatense (Andrés para los amigos) con su blog "Homografía", por la variedad de temas y propuestas originales que cada día nos presenta en su blog. Su imaginación desbordante y su sentido del humor mezcladas con la malafollá granadina y sus imágenes "inspiradoras" hacen de cada día una sorpresa el acudir a su blog.


Y así llegamos al tercer y último día de la gala en los que me quedaban todavía tres nominaciones a las que concurrir. La primera de ellas al Mejor Blog Español y que fue para Zowi y su blog "Tranquilo, Zowi", que este año ha entrado en la blogosfera arrasando con su mezcla de descaro, ternura, personajes entrañables como neno, su alter ego infantil y una habilidad increíble para dibujar que me deja siempre con una sonrisa de oreja a oreja.

Mi sexta nominación era al Mejor Post del año que Pimpf explica así:


El codiciado premio al mejor post apenas necesita explicación alguna. Lógicamente premia a los mejores posts, con el inconveniente de no haber anotado los mejores posts durante el año, aquellos que me han quitado el hipo o me han hecho pensar durante horas Este año con la novedad, repito de que vosotros elegís el mejor post. Los Nominados son: Parmenio, por Hoy te Escribo a tí, Zowi, por Neno, un niño pequeño: Don Constantino Cabezón Arribas, maestro, Gary por 365 días después, Sergio, por Una Historia de Tantas y Munani por Un paso a la vez 

Este premio tenía el plus de que estaba abierto a todos las personas que querían votarlo, lo que le da un valor propio, pues el reconocimiento de otros blogueros lo hace muy especial al gustar a gente muy diferente. Os aconsejo leer a todos los nominados porque son muy buenos y merecen la pena. Yo lo hice antes de votar, y a pesar de ya haber leído la mayoría cuando se publicaron, volver a leerlos fue un placer de nuevo. No os los perdáis.

Y ser escogido entre todos estos me ha hecho muy feliz, pues el post ganador lo escribí casi sin pensar, un día muy triste que volví de una cita frustrada. Al volver a leerlo recordé de nuevo aquel día y la sensación de impotencia que sentí. Llegué hundido a casa y las palabras fluyeron solas entre lágrimas. Es un post que me salió de dentro, entre una explosión de sentimiento y una sensación de abandono que me dejó humillado y desmoralizado. Lo retuve sin publicar uno o dos días por si me daba una explicación, pero al ver que no daba señales de vida lo publiqué sin tocar ni una coma. Tal como lo sentí. Lo podéis leer si queréis aquí.




Debo reconocer que ganar el premio anterior me emocionó tanto que cerré la página de Pimpf  y me fui a respirar un poco sin comentar y sin darme cuenta de que aún quedaba otro premio más debajo de él. No fue hasta que regresé de nuevo y leí con más detenimiento todo de nuevo para comentar los premios, cuando me di cuenta de que había ganado también el último que quedaba, el de Mejor Blog. Y este si que no me lo esperaba de ninguna forma. Me cogió totalmente por sorpresa y tuve que leerlo todo de nuevo para creérmelo.

Las palabras con las que me lo concedió Pimpf fueron:


El Pimpf al mejor blog es un premio que reune varios de los premios antes dados, al blog que reune ciertos criterios, en pequeñas dosis de algunos y en grandes de otras. En premios así es difícil discernir si el premio es al bloguero, al blog, a la persona, o si es un premio dado con cariño, quizá sea una mezcla de todo ello, y todos los nominados me han dado mucho de eso, de cariño y buenos posts.

La verdad es que no sé que decir. No tengo palabras y sólo puedo repetir lo que te escribí ayer en tu blog cuando me di cuenta:

Y que decir del premio al mejor blog. Si mis compañeros de categoría son capaces de escribir casi diariamente post que derrochan ingenio, originalidad y ternura. Y yo, para escribir algo, necesito rumiarlo durante días. Me siento un poco empequeñecido por tanto talento junto. Muchas gracias por haber pensado en mi Pimpf.




Sé que me ha salido un poco largo este post y no era mi intención, pero si habéis llegado hasta aquí daros las gracias por acompañarme cada día en estos casi 22 meses que llevo por aquí.

Gracias Pimpf.

jueves, 5 de enero de 2012

Cuando los ángeles tienen sexo


Se apareció ante mi como hacen todos los ángeles, en silencio, emergiendo de la nada y sin que los oigas venir. Pero los ángeles ahora llegan por internet y utilizan messenger.

Creo que los ángeles tienen predisposición por las navidades, pues hay precedentes documentados desde hace dos mil años. O quizás trabajan por incentivos y tienen una cuota de sonrisas que obtener antes de cerrar el año. Y conmigo obtuvo superavit.

Estuvimos hablando el primer día un par de horas. Un suspiro nada más. Un batir de alas. Y me fui a la cama feliz. Hace un año. Hace nada.

Rafael, me dijo. Me llamo Rafael. Veintiún años. Y dos milenios de sonrisas a su espalda.

Hablamos todas las navidades. Cada tarde. Sólo un rato, pero que yo esperaba frente al monitor media hora antes con la ilusión infantil de repetir una y otra vez ese momento. Un día nos conectamos con la cámara y pude ver su risa contagiosa. No paraba de reir y yo sólo pensaba en contarle cosas que le hicieran reir infinitamente. Me hacía sentir bien y no podía dejar de sonreir al verle tan feliz.

Y un día a finales de enero desapareció.

Pasaron varios meses sin saber nada de él. Lo echaba de menos pero no había forma de localizarlo. Y las llamadas al cielo eran sólo para suscriptores. Pero un día de mayo bajó a la tierra de nuevo y me contó que se había ido a vivir a otra ciudad pero que había vuelto porque las cosas le habían ido mal. Ahora volvía a vivir con sus padres. No le pregunté más.

Nos empezamos a ver regularmente y descubrí que los ángeles tienen sexo. Y que además saben disfrutarlo sin prisa, con toda la tranquilidad que el cielo eterno les ha enseñado. Con él descubrí el paraíso. La perfección del sexo pausado y prolongado. Las caricias incontables y los besos infinitos. Y a pesar de las sesiones maratonianas, cuando se iba por la puerta dedicándome una última sonrisa, sólo pensaba en cuando iba a volver.

Con él fue el primero con el que me atreví de nuevo a tener sexo después de la operación. Y con él me ha sorprendido muchas noches, abrazados en la cama, la luz anaranjada de las farolas nocturnas que se filtra por la ventana.

Hasta el domingo pasado.

El lunes su padre miró su portatil y ha descubierto que es gay. Le ha gritado, le ha insultado y le ha humillado hasta conseguir borrar la alegría de su cara. Y le ha dicho que se vaya de casa.

Lleva tres días llorando, con la voz tomada y la desesperación en su cara. Por más que miro en el fondo de sus ojos e intento consolarle, no queda nada de ese chico que siempre reía sin parar. Su padre ha destruído sistemáticamente su confianza y es incapaz de darse cuenta de que no tiene un hijo, sino un ángel.

Y que hasta los ángeles tienen sexo.