viernes, 14 de mayo de 2010
Una despedida y un suspiro
Ya os hable de Calvin hace unas semanas. Se fue a Madrid en busca de un futuro mejor pero dejó en su antiguo piso algunas cosas que tendría que venir a buscar cuando se instalase allí. El fin de semana pasado hablamos por el messenger y me dijo que vendría el día 13 y que se quedaría un par de días en la ciudad. Noté un subidón de alegría por volverle a ver, aunque fuese una visita breve. Y empecé, mentalmente, a imaginar un par de días con él. Charlar hasta la madrugada, salir de copas, reirnos juntos, bailar, emborracharnos... Sexo no, que eso ya daba por descontado que no iba a ocurrir, pero no era necesario. Disfrutar de su compañía ya era suficiente.
Me preguntó si podría dejar una maleta en mi casa si no podía llevarse todo y yo le dije que sí. Tendría entonces que volver otra vez más y podríamos pasar algún día más juntos. Yo trabajaba el jueves y el viernes, así que quedamos que se vendría a cenar el jueves a casa y luego se iría a dormir en su antiguo piso si le dejaban. De esa forma no tendría que madrugar cuando yo me levantase temprano. Mas tarde, cuando yo saliese de trabajar quedaríamos y ya se vendría a dormir a mi casa.
Estuve planeando, soñando y fantaseando toda la semana con su visita. Lo que ibamos a hacer y lo bien que lo ibamos a pasar. El martes me llamó de nuevo y me dijo que no le dejaban dormir en su antiguo piso y que si podría dormir en mi casa. Le dije que sí por supuesto. Desayunaríamos juntos y le vería con los ojos soñolientos al amanecer.
Y por fín llego el gran día. Ayer sobre las ocho de la tarde se presentó en mi casa. No había conseguido quedar con el dueño de su piso para recoger las maletas y las pasaría a buscar la mañana siguiente. Preparé algo para picar y nos sentamos a charlar. Me contó que le iba bien en Madrid, que ha conseguido trabajo en un bar de Chueca y se estaba empezando a familiarizar con la ciudad. Hablamos de sus sueños de futuro, de que le estaba gustando Madrid y que se sentía muy comodo allí. Como si hubiese sido madrileño de toda la vida. Estaba radiante y rebosaba alegría y vitalidad. Daba gusto verle. Y me alegré por él.
Estuvimos charlando un par de horas, jugamos a la consola un rato entre risas y dijo que esta vez me invitaba él a cenar. Compró una pizza y un pastel de chocolate y yo abrí unas cervezas. Brindamos, nos reimos y seguimos charlando hasta la medianoche. Le dije que era hora de acostarse, que yo madrugaba para trabajar. Y me dijo que dormiría en el sofá.
Eso me descolocó. Me había hecho la idea de que iba a tenerlo en mi cama y aunque sólo fuese para dormir, me hacía ilusión que estuviese junto a mi. Oir su respiración mientras dormía. Ver como la luz del amanecer le bañaba la cara.
Le ofrecí mi cama por si no se había atrevido a decírmelo. Al fin y al cabo, ya hemos dormido juntos un par de veces. Pero me volvió a decir que prefería dormir en el sofá. Le saqué una manta y se acomodó como pudo. Me quedé mirándolo unos minutos y me acosté. Solo.
Esta mañana al desayunar me ha dicho que no ha dormido casi nada. Dormir en un sofá nunca es cómodo. He preparado café, unas pastas y fruta y mientras desayunábamos me ha comentado que ha estado pensando esta noche y que si conseguía recoger sus maletas y podía con todo igual se iba ya para Madrid. He tragado un poco de saliva para soltar el nudo que se me hecho en la garganta y hemos quedado que me llamaría al móvil para decirme si se iba o se quedaba.
A las 12.30 me ha llamado y me ha dicho que tenía billete en el autobus siguiente. Nos hemos despedido y quedado que si alguna vez iba por Madrid le pase a saludar.
Me ha quedado una sensación agridulce. Por un lado he disfrutado de cuatro horas ayer con él. Y lo pasé bien. Pero por otro creía que ibamos a salir por ahí y disfrutar una o dos noches juntas. Ha sido una pequeña desilusión. Quizá me había creado unas expectativas muy grandes para el fin de semana. Es el precio de soñar. Pero prefiero ser positivo y agradecer el rato que hemos pasado juntos y recordarlo como un buen momento.
Cuando hablé de Calvin hace veinte días, en los comentarios me preguntaron si me había quedado pillado por él. Yo respondí que no. Y lo sigo creyendo. Pero ahora lo matizaría. No me he quedado pillado de Calvin la persona, sino de Calvin el amigo. Lo que voy a echar de menos es alguien con quien compartir esas noches de conversación, esas partidas a la consola, esos orujos mano a mano, esas risas. Con él salí por el ambiente, y su extrovertida manera de ser me hizo natural estar en un lugar extraño para mi. Cubría un hueco en mi vida que ahora queda vacio.
No ha sido la despedida que tenía pensada, pero al menos lo he conocido. Lo voy a echar de menos.
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Piensa en lo positivo, os habéis visto, tenéis una buena amistad, lo habéis pasado bien, que es lo más importante, aunque por lo que cuentas no haya sido bastante fácil imagino que para ninguno de los dos.
ResponderEliminarPor lo que se desprende en el texto es como si Calvin se resistiera a algo más pero sí que lo quería, quizás porque estuviera cohibido, por principios, por educación, por bloqueo, no sé, eso es lo que se desprende o yo he entendido entre lineas, lo habéis debido pasar mal los dos.
Besazos y mucho ánimo!!
No se si Calvin lo quería o no, davichini. Quizá si se hubiese quedado en mi ciudad habría habido algo más. Al saber que se iba para no volver igual no ha querido profundizar más. Es algo que probablemente no sabré nunca.
ResponderEliminarUn beso (animoso)
Hollllllllaaaaaaaaaa!
ResponderEliminarVaya Parmenio, cuanto lo siento... cuando tienes todo tan planeado y estás tan ilusionado con un encuentro el hostión es enorme. Y más cuando ves que tu estás dispuesto a compatir momentos de charla, cenas, baile y por la otra parte no se ve respuesta.
Me gustaría estar dentro de Calvin para saber que pasó en ese momento por su cabecita, por qué actuó así, por qué se fué antes de lo programado, por qué durmió en el sofá cuando antes lo había hecho en tu cama y contigo....
Por que no se lo preguntas?
Un beso
UT
Ut: Yo creo que en parte se debió a que él se iba a Madrid y no quería comprometerse a nada ni hacer nada de lo que arrepentirse.
ResponderEliminarProbablemente pensó que yo a lo mejor quería algo más de despedida. No se. La verdad es que no se.
O simplemente no quería hacerme ningun daño y que yo no diese un paso que él se viera obligado a rechazar.
No se si merece la pena preguntar ahora que ya se ha ido. Quizá es mejor guardar un buen recuerdo y charlar de vez en cuando. Recordad lo vivido y disfrutar de lo que venga.
Un beso
Vaya, que casualidades, vengo del blog de Adrianos de leer casi una historia parecida, De esas pajas mentales que nos hacemos todos a veces, de como la imaginación se ve después desbordada por la realidad, de como la gente no actúa como nosotros esperamos y nos llevamos estas pequeñas desilusiones.
ResponderEliminarEsta claro que tu amigo ya venía a lo que venía, a buscar sus cosas, que estaba loco por volverse a madrid, que está en fiestas y en un bar de Chueca si el chico es mono, seguro que tiene muchas nuevas diversiones. Eso parece que te quería decir al dormir en el sofá... Lo demás ya quedó bastante claro.,
Bezos.
Vaya Thiago, ¿así que no soy único y me pasan cosas sólo a mi? jajaja Tendré que acercarme a leer el blog de Adrianos entonces y disfrutar de una historia paralela.
ResponderEliminarCuantas veces en mi vida lo que he planeado no se ha cumplido en la realidad. Es lo que tiene ser previsor. Eso y que doy un gran margen a la esperanza, la imaginación y la ilusión.
Al menos disfruté de cuatro horas magníficas. Y la señal de dormir en el sofá fue efectivamente muy clara. Madrid en fiestas y Chueca a rebosar es un rival dificil de batir. Y él es tan extrovertido que en poco tiempo tendra muchas "diversiones".
Ya era consciente de que era una despedida y lo tenía asumido, pero siempre apetece disfrutar de unos momentos extras.
Un beso (de realidad)
Parmenio, creo que debías haber seguido el consejo de Ut y haberle preguntado en el momento para salir de dudas, que haberlas hay muchas
ResponderEliminar¿Porqué decidió (no) dormir en el sofá cuando ya hubo confianza de lecho?
¿Porqué adelantó su regreso a Madrid?
¿Porqué esa fría despedida?
Seguramente él también se tuvo que montar otra película en la cabeza, de todas formas y como siempre digo, hablando se entiende la gente.
Bsote
Son muchas preguntas Alforte. Creo que dejaré pasar un tiempo. Veré como evoluciona nuestra "amistad a distancia" y si merece la pena hacer preguntas incómodas.
ResponderEliminarSi la distancia nos separa la preguntas ya no tendrán sentido. Y si la amistad se mantiene o incluso nos volvermos a ver alguna vez espero que me dé una explicacion voluntariamente, sin presiones.
Un beso
Ilusiones de ese tipo hemos tenido todos a lo largo de la vida. Te haces un montón de películas en la cabeza y dejamos que los millones de pajaritos que sobrevuelan en ella crezcan y crezcan de tal forma, que luego es imposible de parar. Te diría que te quedes con lo positivo de todo esto, pero sabemos que la desilusión y el vacío es grande, aunque eso si, hay que seguir caminando porque no hay otra, y sobre todo, porque un día dejara de ser una ilusión para convertirse en una realidad.
ResponderEliminarUn beso cielo
A veces la cabeza de juega una mala pasada y tus sueños se convierten en el cuento de la lechera. Empiezas pensando en quedar a tomar una copa y una simple mirada hace que pienses ya en tu futuro. Esta vez ya tenía asumido lo que iba a ocurrir. Fue una crónica de una despedida anunciada, así que aunque fue dolorosa, había tenido tiempo para hacerme a la idea de lo que iba a ocurrir.
ResponderEliminarUn beso (soñador)
Lo que yo digo... ¡qué importante es tener referencias y amigos a tu lado! Verdaderamente que sí... hay cosas que sólamente se pueden compartir con gente como Calvin...
ResponderEliminarEn fin, Parme... seamos gratos a la vida que nos da y nos quita. Resulta triste ese vacío que hemos llenado muchas veces con nuestra ilusión. ¡Ay la ilusión! ¡qué cabrona es a veces!...
Nada... sigo leyendo, porque seguro que hay sensaciones más "efectivas" y más "materiales" que una ilusión tan bonita como la que nos describes.
Ahora que lo dices... ¿quién de nosotros no nos hemos forjados ilusiones enamoradas con muchísima gente?....
En fin! yo también soy de los lolos que se ilusionan fácilmente... jajajaj! ¡qué le vamos a hacer!
Un beso ilusionado!
En aquella época yo no tenía amigos en el ambiente Angel, y tener esa complicidad con alguien era muy importante para mi. Me valía simplemente con tener su compañía un rato. No había amor ni sexo, sólo la sensación de no estar solo.
ResponderEliminarPero tal como vino se fue, que le vamos a hacer. Pero me dejó triste. Podía haber sido el enganche que necesitaba para conocer gente nueva, pero al final sólo quedó en una bonita amistad y un recuerdo de aquellos días.
Un beso (añorante)