domingo, 25 de agosto de 2013

Orgullo 2013 (III): Alegato


A lo largo de estos años del blog he publicado fotos de las veces que he estado en el Orgullo Gay de Madrid. Y tanto en los comentarios como por correo me lo han recriminado siempre con estas preguntas: ¿Orgullo? ¿De que tenemos que estar orgullosos? ¿Acaso los heterosexuales se sienten orgullosos de serlo? Así que he decidido escribir este texto explicando mi posición y por que defiendo su existencia y necesidad.

Como bien saben los que han leído el blog desde el principio, llevo poco tiempo como gay, apenas cuatro años y medio recién cumplidos, el primero de los cuales lo viví inmerso en un mar de angustia intentando asumir esta verdad cual Saulo caído del caballo, así que mi visión es muy próxima en el tiempo, ya que en mi etapa hetera nunca le presté demasiada atención. No era para mi más que un titular en los periódicos de julio por el que pasaba la mirada indiferente.

Pero ya comienzo mi alegato:

1.- Mi primer orgullo fue el del 2009. Y lo comenté en esta entrada que escribí a los dos meses de empezar el blog. En el último párrafo escribí:

Dos semanas después estaba en Madrid en plena Gran Vía, frente al Hotel Tryp viendo pasar las carrozas del Orgullo junto a Roxana y bailando al ritmo de la música. Ese fue el primer día en que me sentí libre de mostrarme como gay. Y es una sensación fantástica.

Ver a tantos gays desfilando ese día me mostró que no era una "rara avis", que no estaba solo y que había muchos como yo. Y ese es uno de los objetivos del Orgullo, hacer sentir a los "nuevos gays" que no están fuera de la sociedad, sino que se puede vivir perfectamente siendo como son. Que son tan normales como los heteros. ¿Cuántos adolescentes habrán acudido a la marcha buscando fuerzas para enfrentarse a su situación? Porque no nos engañemos, a pesar de que en España el clima es favorable hacia los gays, sigue existiendo discriminación y rechazo en los institutos, y darles un punto a estos adolescentes en que el que apoyarse es un balón de oxígeno a su autoestima. Sólo por esto ya debería existir.

2.- Yo no tengo un cuerpo perfecto, ni abdominales marcados. No soy especialmente guapo ni disfruto de la belleza de la juventud. No me adorno con plumas ni salgo con tacones de plataforma. No bailo bien y canto peor. No tengo pluma ni hablo en femenino. No soy Drag Queen ni transexual. Simplemente soy un chico del montón, de los que hay miles por el mundo.

Entre algunos gays se suele acusar al desfile de que distorsiona la realidad de los homosexuales haciendo creer a los heteros que todos cumplimos esos estereotipos. Si cuestionamos a los que se disfrazan, van con tacones o muestran ese día toda su pluma ¿acaso no estamos haciendo lo mismo de lo que nos quejamos de los heteros? No seamos tan cainitas de discriminar a los que no son como nosotros por miedo a que nos etiqueten. No son "ellos" y "nosotros", somos todos. Y si queremos que nos traten con igualdad a los heteros empecemos por tratar con igualdad a los que son diferentes a nosotros. Al salir en público mostrando como son en realidad nos están enseñando el valor de atreverse a vivir cada uno como es. Aprendamos de ellos. Tienen el coraje que nos falta a nosotros.

3.- Muchos gays suele decir que no deberíamos sentirnos orgullosos de ser gays, que los heteros no lo están. Suelen decir "¿acaso ellos celebran el orgullo hetero? Esta es una falacia de manual. Como ellos no lo celebran yo tampoco puedo hacerlo. Como los blancos no se quejaban del apartheid, los negros tampoco podían quejarse. El sector mayoritario de una sociedad no necesita nunca reivindicar un derecho porque ya lo tienen implícito. Hace un siglo los hombres no reivindicaban el voto de las mujeres, fueron ellas las que tuvieron que luchar por lograrlo. Y muchas mujeres, al igual que muchos gays hoy en día sobre el orgullo, afirmaban que no era necesario. Gracias a que algunas de esas mujeres que lucharon por conseguirlo, todas pueden votar hoy. Que tu no lo consideres necesario no significa que otros si lo estimen imprescindible.

4.- Orgullo. Pocas palabras se discuten tanto como esta. El término "orgullo gay" viene de la traducción del inglés "gay pride". No sé en que momento se empezó a utilizar la palabra orgullo como traslación del inglés al español, pero ahora se encuentra totalmente asentada en el imaginario colectivo y asociada ineluctablemente a la celebración del desfile. Quizás la traducción más correcta habría sido "dignidad gay", pues el concepto de orgullo en español está asociado a un exceso de estimación hacia si mismo, a sentirse superior a los demás, pero en el original "pride" hace referencia a la dignidad, a la igualdad con los heteros, no a ser inferior ni superior a ellos. Seguir discutiendo hoy en día por el término escogido me recuerda a la fábula de Iriarte sobre si son galgos o son podencos.

5.- Visibilidad. Para una gran mayoría de españoles que viven en ciudades pequeñas o pueblos, el único contacto con la homosexualidad es a través de la televisión o el periódico cuando leen o ven imágenes del desfile. Por supuesto que existen gays donde viven, pero en sus comunidades pequeñas y cerradas todavía existen los prejuicios arraigados a través de generaciones de que la homosexualidad es pecado y debe ser despreciada y marginada. Ver a tantos gay (y heteros, no nos olvidemos de ellos) celebrando con normalidad ese día les hace plantearse poco a poco si sus convicciones estarán erradas. Esto no se consigue de una vez ni con un único desfile, pero la imagen de normalidad va calando en sus mentes lentamente.

6.- Reivindicación. Aunque la parte festiva sea la que domine en los medios de comunicación, no nos olvidemos de que hay una parte reivindicativa en el desfile. Lemas como "Jóvenes sin armario" o "Matrimonio igualitario" reclaman esa igualdad a la que todos tenemos derecho en una sociedad democrática. Puede que salgan poco comparado con el desfile, pero aparecen como titulares en las noticias y la gente puede enterarse de lo que es todavía necesario cambiar.

7.- Esperanza. Muchos gays afirman que no es necesario reivindicar el matrimonio igualitario, porque en España ya lo tenemos, pero es que no lo reivindicamos sólo para los que vivimos aquí, sino que es un altavoz para los que viven en países donde sus derechos no son respetados y la homosexualidad es perseguida. Somos la voz de la de los que no pueden hablar. Somos la esperanza de que lo que nosotros hemos conseguido algún día puedan también lograrlo ellos.

No nos miremos el ombligo siempre, salgamos de nuestro pequeño mundo y pensemos que lo que a nosotros a lo mejor ya no nos es necesario para otros es algo a lo que aferrarse.

8.- Defensa. Si los derechos están conseguidos ¿por qué seguir reinvindicándolos? Aquí en España el matrimonio homosexual hasta hace muy poco estaba recurrido ante el Tribunal Constitucional. Por suerte no hubo sentencia en contra, pero en California con la famosa proposición 8 si la hubo y en Rusia actualmente se han promulgado leyes contra los gays que antes no existían. Los derechos conseguidos hay que defenderlos continuamente porque si no puede llegar un momento en que sin darnos cuenta los perdamos. Los judíos alemanes se encontraron privados de sus derechos en los años 30 de la noche a la mañana. Tal vez penséis que eso hoy en día no podría ocurrir de nuevo, pero en Camboya por ejemplo, en los años 70 (yo tenía 10 años) la gente fue torturada y ejecutada simplemente por llevar gafas o saber leer. Y en los 90 en Ruanda se produjo un genocidio simplemente por la etnia a la que pertenecías. También ocurrió en la misma década en la "civilizada" Europa durante la guerra civil yugoslava. No creáis que esas cosas "hoy en día" ya no pueden ocurrir. 

9.- Realidad. El tener los derechos reconocidos no significa que sean reales en la práctica. Preguntad a las mujeres si realmente piensan que se les trata igual que a los hombres. Preguntad a los negros de Estados Unidos si no existe discriminación racial allí. Tener un derecho no significa que sea real. Para eso hace falta que la sociedad lo interiorice de verdad y que la igualdad no se cuestione en ningún ámbito. Aquí en España puedes leer continuamente casos de homofobia en bares de los que nos invitan a salir, colegios en los que padres homosexuales ven rechazados a su hijo por su condición sexual, puestos de trabajo en los que el acoso es moneda corriente... No, los derechos están concedidos, pero no asentados. Para eso aún faltan muchos años y seguir defendiéndolos, y el Orgullo es un recordatorio anual de que aquí seguimos y que seguimos luchando.

10.- También suelen argumentar que el orgullo se ha convertido en una fiesta en lugar de ser una reivindicación. Cada revolución o demanda de derechos civiles (y la de los homosexuales lo es) es hija de su tiempo. Durante la época de la reivindicación de los derechos de los negros en Estados Unidos también se dieron hechos festivos. En la conocida "Marcha sobre Washington" en la que Martin Luther King hizo el famoso discurso de "Yo tengo un sueño" y que ahora se conmemora, hubo un concierto antes de los discursos. Allí tocaron Bob Dylan o Joan Baez por ejemplo. ¿Deslitigima eso la jornada? Yo creo que no, y sin embargo algunos líderes de la propia comunidad negra dijeron que, al igual que hoy en día con el Orgullo, que ese tipo de actos no servían para nada y banalizaban la petición. De hecho, el propio Malcom X la bautizo como "la farsa sobre Washington". Y sin embargo ese día ha pasado a la historia como uno de los mejores actos realizados en favor de los derechos civiles. También hubo patrocinadores que aportaron su dinero ese día y con el que consiguieron fletar los trenes y autobuses para que gente de todo el país pudieran acudir. Como véis no hay tantas diferencias. Simplemente han pasado 50 años y la publicidad hoy en día es ya omnipresente. Hasta para una función escolar o evento deportivo infantil hay patrocinadores. 

 En los 70 Andrew Lloyd Webber creó su musical "Jesucristo Superstar" en el que un Judas presentador de televisión mostraba a Jesucristo como una estrella del rock. La figura del Che Guevara, símbolo de la revolución comunista cubana, es hoy en día uno de los mayores exponentes del márquetin capitalista. En la televisión habéis podido ver anuncios con la figura de Ghandi, el Dalai Lama o Simon Bolivar. Podría poner cientos de ejemplos de como lo festivo sirve como nexo de unión para aglutinar voluntades en pos de un ideal, pero sólo pondré uno más para que veáis que que lo lúdico no está reñido con lo reivindicativo. En la lucha de liberación de la mujer las reuniones de "Tuppersex" fueron un éxito precisamente por lo distendido del momento. Esta reuniones consiguieron acercar a miles de mujeres a un movimiento al que por su educación no habrían apoyado motu propio. Lo festivo une.

Si habéis llegado hasta aquí y todavía creéis que el Orgullo no es necesario celebrarlo, me gustaría saber vuestras razones.

Tal vez me convenzáis a mi.