miércoles, 22 de febrero de 2012

30 preguntas y una amistad


Hoy me gustaría empezar dando las gracias a todos los que habéis comentado y respondido la entrada anterior. El tema era delicado y no tenía muy claro como tratarlo, pues podía llevar a malinterpretaciones que no deseaba suscitar. Pero habéis respondido todos por encima de mis expectativas, con comentarios muy dispares pero argumentando cada uno su postura con mucho respeto. Aún estoy dándole vueltas y no he tomado ninguna decisión, entre otras cosas porque en este momento me siento un poco agotado mentalmente por la cantidad de respuestas, que me han "obligado" a meditar sobre aspectos que no se me habían ocurrido. Creo que nunca había escrito tanto en tan poco tiempo, y creo que con la longitud de los comentarios y respuestas se podía haber hecho casi un blog completo. Espero que si alguien se las ha leído todas le hayan resultado tan interesantes como a mi.

Así que hoy voy a escribir algo más ligero que desengrase un poco mi cabeza. Empezaré por agradecer a Akasha, una bloguera mexicana que recientemente se incorporó a mi blog, su premio a la amistad y sus bonitas palabras:

Para Parmenio, por su blog Despertar gay a los 40, porque me fascinan sus historias y sobre todo admiro su valor.

Muchas gracias Akasha por acordarte de mi y por pensar que lo que escribo es por tener valor. Julio Cortázar decía que "nada está perdido si se tiene el valor de proclamar que todo está perdido y hay que empezar de nuevo". No sé si es valor lo que yo tengo, pero al menos estoy empezando de nuevo.

Son muchos blogueros a los que se lo daría, pues su amistad es un precioso tesoro para mi, pero este premio tiene un límite de ocho blogueros, así que respetaré las normas y con todo mi cariño se lo entrego a Christian por estar siempre ahí. A Ángel por bucear por mi blog sin ahogarse. A Ronronia por descubrirme cada día un mundo. A Runagay por permitirme pasear con Diógenes. A Thiago por no desaparecer en el mundo laboral. A Pimpf por descubrirme una Galicia que me habría gustado vivir. A Alforte por compartir su rico mundo interior y a Andrés por su desbordante imaginación.

 

Y para que me conozcáis un poco mejor, aquí está el meme de las 30 preguntas que me han pasado por partida doble G-boy y Xas, dos buenos amigos.

1.- Un color

La verdad es que no tengo un color favorito. Cada momento tiene el suyo y muchas situaciones acaban identificadas con uno diferente. La paredes de mi casa tienen colores diferentes y me gusta llevar ropa de todo el espectro cromático, pero si tuviese que elegir uno sería el naranja, un color que me gusta en las luces de las farolas en las madrugadas, en los campos repletos de frutales, en la sencillez de las túnicas de los monjes budistas, y en los semáforos dubitativos como yo. Es cálido, pasional y a la vez relajante, y en heráldica representa la fortaleza y la resistencia. Es un poco como yo, siempre viviendo entre dos aguas.


2.- Un olor

Mi olor favorito es el del salitre y la humedad que tras una tormenta violenta el viento del mar arranca de las olas que se estrellan en una playa desierta. Puedo cerrar los ojos y notar como penetra en mi por cada poro produciendo unos momentos de relajación impagables

3.- Un rincón de tu casa

Hay una ventana por la que amanece cuando desayuno y que da un río flanqueado de árboles frondosos y riberas de hierba. No puedo evitar apoyar mi cabeza en el cristal todos los días y contemplar como el agua discurre unas veces lenta y pausada y otras violenta e impetuosa. Es la misma ventana en la que me apoyo cuando estoy triste y en la que sigo el lento deslizar de las gotas de la lluvia.

4.- Una ciudad del mundo

He tenido la suerte de conocer ciudades preciosas y que me han enamorado por su ambiente en las calles, por su arquitectura, por su historia, por la sonrisa de sus paseantes o simplemente porque  allí me he sentido feliz. Es difícil escoger una sola porque todas tienen su encanto, pero puestos a elegir me quedo con Praga en primavera. Una ciudad de cuento de hadas con música en cada esquina, con bruma al amanecer, con pequeñas tabernas con cerveza casera y rincones escondidos para descubrir mientras paseas sin rumbo.

5.- Un regalo útil (para ti)

Soy fácil de regalar pues disfruto de cada pequeña cosa. Soy un apasionado de la tecnología en su vertiente más útil, no por coleccionismo. Me encanta un libro que después de leer contemplo en mis estanterías repletas esperando el momento en que lo olvide para poder releerlo de nuevo. Una cena en un lugar único y con buena compañía. Un fin de semana en un lugar desconocido. Una caricia tumbados en la playa.

6.- Un plato de comida

Esta sí que es difícil para mi. Me encanta probar cosas nuevas y notar sabores desconocidos y texturas imposibles. Disfruto de un menú degustación en un restaurante con tres estrellas Michelín y de unas tapas en una tasca olvidada, pero hay dos sabores que espero poder volver a probar otra vez en mi vida, el chile en nogada mexicano y el  kao pad nam prik pao kai (arroz, pollo, verduras y una salsa muy, muy picante). Inolvidables.


7.- Una afición

Tengo muchas. Demasiadas. Pero hay una que destaca por encima de todas con diferencia, y es viajar. A cualquier sitio. Pocas cosas en mi vida me producen tanto placer como conocer sitios nuevos, hablar con desconocidos, sentarme en una terraza con una cerveza en una plaza concurrida o pasear entre las callejuelas de un barrio histórico fijándome en una balcón o una celosía. Lástima que viajar sea caro, aunque se vaya de mochilero. Si alguno me quiere invitar a gastos pagados no dudaré en acudir :)


8.- Signo del zodiaco

Soy géminis. Dos personas en una. Dos vidas. Dos deseos. Dos decisiones. Toda mi vida es un dilema. Soy tímido y extrovertido. Soy reflexivo e inconsciente. Aprendiz de todo y maestro de nada. El Dr. Jeckyll y Mr. Hyde. Curioso y contemplativo. Flexible y tozudo. Cástor y Pólux.

9.- Una película

Soy cinéfilo y cinéfago. De adolescente pasé horas interminables en la filmoteca de mi ciudad y el cine es parte de mi vida. Amo el cine y podría estar horas sin parar descubriendo nuevas películas de las filmografías más extrañas. De mi dicen que me gusta el cine "raro", pero yo digo que lo que me gusta es quedarme absorto ante unas imágenes que no me cuenten siempre lo mismo. Podría elegir miles de películas, pero le tengo un cariño especial a una película que vi de niño y que me hizo amar el cine. Es "Goodby, Mr Chips" de 1939, con un Robert Donat inmenso. 

10.- Una canción

Este es mi punto flaco. Me encanta la música pero nunca le dedique tiempo. Vivo con la música siempre a mi alrededor, y conozco miles de canciones y obras, pero rara vez puedo decir de quien es. Soy un analfabeto musical, pero no podría pasar sin ella. Puestos a elegir me quedaría con "Hurt" en la versión de Johnny Cash. Siempre me emociona.

11 .- Tus programas de televisión favoritos

La televisión y yo rompimos hace mucho años. Me aburre y no la veo casi nunca. Si me preguntas por un programa de moda o un presentador probablemente pondré cara de no saber de que me hablas. Mi televisor es en realidad una pantalla donde reproducir películas y, en los últimos años, series. Así que sólo puedo escoger entre estas, y una de las que más me ha gustado fue "Los Soprano". Perfecta de principio a fin.

12 .- Tus principales virtudes

 ¿Existen realmente las virtudes o lo son sólo en determinadas personas? ¿La bondad es una virtud o sólo blandura de carácter? ¿La picaresca es una virtud o sólo un medio para aprovecharse de la gente? ¿La justicia es una virtud o el defecto de no poder llegar a un acuerdo? Es complicado definir una virtud como tal. Son las dos caras de una moneda. Podría decir de mi que soy reflexivo hasta la extenuación. Que me gusta compartir lo que he aprendido en mi vida hasta el punto de aburrir a mi interlocutor. Que confío en los que me presentan hasta la inconsciencia. Qué sueño hasta la irrealidad. Que me apasiono con algo obviando otros temas incluso más importantes. Qué trato como a un igual a todo el mundo exponiéndome a su desprecio. ¿Son virtudes o son defectos? Probablemente las dos cosas.

13 .- Tus principales defectos

Para no repetirme y aprovechando que es la pregunta número 13 e igual sois supersticiosos, os ahorro la respuesta y me remito a la anterior.

14 .- ¿Practicas algún deporte?

Siempre he sido muy deportista. De joven practiqué el fútbol, el baloncesto, el balonmano, el tenis, el frontón y me decanté al final por el atletismo. En él probé muchas disciplinas, desde el triple salto al lanzamiento de disco, el salto de altura o los 3000 metros obstáculos, pero acabé especializándome en en los 110 metros vallas. Actualmente juego al frontón y al pádel principalmente. Por eso estoy lesionado

15 .- ¿Tienes alguna mascota?

Los de las mascotas siempre fueron mis hermanos y no yo, pero gocé de sus tortugas, hamsters, pollitos y peces. Pero la que más disfruté fue una perrita Fox Terrier igualita al Milú de Tintín. Vivió diez años con nosotros y me encantaba jugar y competir con ella en carreras que siempre me ganaba. Cuando murió lloré en silencio.

16 .- ¿Qué animal te hubiera gustado ser?

Esta es fácil. Me habría gustado ser un águila para dejar que el viento me guiase y poder ver miles de sitios lejanos desde el cielo. Subir hasta rozar las nubes y caer en picado sintiendo la velocidad en mi cuerpo. Recorrer enormes distancias y regresar sabiendo que al día siguiente podría volver a volar hacia un sitio nuevo.

17 .- ¿Alguna persona que admires?

Nunca he sido admirador de las personas hasta el punto de ser un seguidor de nadie. Ni músicos, ni políticos, ni filósofos, ni deportistas. Admiro sus logros y me maravillo de sus capacidades, pero no creo que pudiese ser seguidor de nadie pues mi vida no se basa en las de otras. Quizás y sólo quizás, si tuviese que admirar a alguien, y aunque suene a tópico, la única persona cuya vida me fascina lo suficiente como para que me hubiese gustado conocer y pasar un tiempo con él fue Gandhi.

18.- ¿Cómo duermes?

Suelo acostarme boca abajo y cambio de postura cien veces antes de dormirme pues no aguanto más de dos minutos en la misma posición. Me gusta ponerme dos almohadas y pasar un brazo por debajo sujetándolas bajo mi cabeza. Y siempre desnudo. Invierno y verano. Sólo me compré un pantalón de pijama para cuando duermo en casas de amigos.

19.- ¿Cuándo fue la última vez que lloraste?

Pasé casi cuarenta años de mi vida sin llorar, pero ahora las lágrimas afloran más fácilmente a mis ojos. Es como si una camisa de fuerza que había llevado mucho tiempo me le hubiesen arrancado de repente y me encontrase incapaz de contener mis sentimientos. La última vez fue hace poco, cuando Rafael me contó que le habían echado de casa al descubrir su padre que era homosexual. Lloré de rabia y de pena.

20.- La última mentira que has contado

La semana pasada le dije a mi madre que podía ir a trabajar porque el esguince ya casi no me dolía. No me gusta preocuparla, y decirle una mentira piadosa es mejor que dejarla todo el día pensando en si me encuentro bien. Y más recientemente a vosotros, al principio de este texto, prometiéndoos una entrada más ligera. Creo que me está saliendo la entrada más larga de la historia de este blog.

21.- Tu mayor sueño aún no cumplido

No tengo grandes sueños, sólo pequeños y fragmentados. Quizás la vida te va enseñando que esos sueños nunca se cumplen y empiezas a plantearte objetivos más realistas y alcanzables. Ya no sueño con un príncipe azul ni el amor eterno. No sueño con escribir ese libro que me dará gloria inmortal ni con descubrir la cura del cáncer. Pero si tuviese que tener que soñar con algo inalcanzable sería poder estar cinco o diez años dando vueltas por el mundo conociendo gente de todos los países.

22.- La situación más embarazosa de tu vida

Creo que ya la conté una vez en el blog y fue cuando tenía 17 años en un albergue católico de montaña donde iba a esquiar. La misa vespertina era obligatoria antes de cenar y por la tarde salimos a beber unas cervezas, y ese día bebí más de la cuenta. Cuando regresamos medio borrachos, el calor de la calefacción me mareó y le vomité al cura todo por encima justo en el momento en que me iba a dar la comunión. Delante de más de 100 personas. 


23.- ¿Qué tipo de blogs son tus favoritos?

Soy muy variado en cuento a gustos. Sigo blogs de historia, de ciencias, de noticias de actualidad, de viajes, de tecnología, de cine, pero a los que más atención presto son a los personales, porque detrás hay personas que escriben lo que viven. Los siento muy cercanos a mi, y aunque nunca haya visto realmente a sus autores, me identifico con ellos en cada texto.

24.- Tu bloguero favorito de los que ya no escriben

Por desgracia los blogs nacen, viven y mueren como las personas, y en estos casi dos años que llevo por aquí he visto desaparecer varios que me gustaban mucho, como el de Teo, el de eGeo, o el de Luckitas. Pero hay uno desaparecido desde hace un tiempo y que todavía albergo la esperanza de que regrese y es el de Adrianos.

25.- El mejor y el peor recuerdo de tu paso por la blogosfera

Recuerdos malos no tengo ninguno porque por suerte no he tenido nunca enfrentamientos con ningún bloguero y todos los comentarios en mi blog han sido siempre muy respetuosos. Hasta los anónimos han escrito siempre muy afablemente incluso cuando no han estado de acuerdo conmigo. Mi mejor recuerdo es la cantidad de gente que he conocido (personal y virtualmente) y las decenas de correos que he recibido de gente de todo el mundo contándome sus historias personales y confiando en mi detalles muy íntimos de sus vidas.

26.- ¿De tus compañeros de la blogosfera quien representa la cara y quien la cruz?

Esta pregunta la interpreto no como algo positivo y algo negativo, sino como la constatación de las personalidades tan dispares de que me he encontrado por aquí y que enriquecen la convivencia con sus diferencias. Si todos escribiésemos lo mismo o de la misma forma, la blogosfera sería sólo una autoadulación. Así puedes encontrarte con la minuciosidad diaria de G-boy y el desparpajo irreverente de Thiago. El nostálgico y político Pimpf frente al irónico y sin prejuicios Christian. El intimista Alforte y el espontáneo Pancho. El incansable Andrés y el diseccionador de la realidad Uno. El bromista Ángel  y el poeta Melvin. El ilusionado Ut y el dubitativo Davichini. La exahustividad de Ronronia y la original presentación de Roberto Tenique. Y podría seguir nombrando parejas de blogueros diferentes que leo, pues cada uno me aporta algo a mi vida. Me encantan las caras y las cruces.


27.- ¿La blogosfera ha cambiado tu vida?

Podría decir que sí y que no. La blogosfera en sí no es más que un medio, no me he hecho rico gracias a ella ni he encontrado el amor eterno, pero sin embargo ha conseguido canalizar mis sentimientos y darles salida impidiendo que explotasen en mi interior. Ha sido la junta de dilatación que ha impedido que me quebrase, la vara de bambú a la que me agarré cuando todo me sobrepasaba y que ha conseguido que siguiese en pie. No ha cambiado mi vida, pero ha ayudado a que cambie.

28.- ¿Qué cambiarías de la blogosfera?

El intercambio de enlaces, el yo te comento si tu me comentas. Creo que hay que comentar cuando hay algo que decir, no por obligación. Esto no es un cambio de cromos ni una compra-venta. A todos nos gusta recibir comentarios, a mi el primero, pero no quiero que me comentes sólo porque yo lo hago en tu blog. Si lo hago es porque me gusta o me interesa lo que dices, no porque espere un comentario de vuelta.

29.- ¿Cuál es su mayor enseñanza?

Cada uno sacará algo de valor de sus paso por la blogosfera, pero en mi caso ha sacado del olvido el gusto por escribir que abandoné en la adolescencia. Ya ni me acordaba lo que era escribir algo que no fuese un informe profesional. Me ha recordado que debajo del autómata que lucha por sobrevivir hay un niño que sigue latiendo.


30.- ¿Llevarías otro blog aparte del/de los que llevas?

Me encantaría llevar varios blog. Especialmente uno con las historias de mis viajes, con las que tendría material para muchos textos, pero como el tiempo es escaso y casi no lo tengo para escribir aquí, tendréis que soportar que de vez en cuando escriba mis batallitas viajeras en este blog. Espero que las leáis con la indulgencia del que contempla la ilusión de un niño que imagina que esa caja de cartón es la respuesta a todos sus sueños.

Y como todo buen meme debe de ser pasado a alguien para que siga viviendo, le cedo el testigo a Álvaro Locx y Gary Rivera para que salte el charco y empiece a dar la vuelta al mundo.

Después de estar casi una semana sin acceso a internet creo que con esta entrada, la más larga que he escrito nunca, he satisfecho mis ganas de escribir y puesto a prueba vuestra paciencia. Espero que me perdonéis.

martes, 7 de febrero de 2012

Duda moral


Durante estos días de paro forzoso y enclaustramiento involuntario a causa de mi esguince, he aprovechado para sacar adelante muchos temas que tenía pendientes por falta de tiempo. He podido visitar muchos blogs y ponerme al día con casi todo lo publicado y he respondido una ingente cantidad de correos que se apiñaban  desde hacía mucho en mi bandeja de entrada. Le dedico bastantes horas a estudiar, entre aburrido e interesado, un curso online para actualizarme en mi trabajo y he disfrutado al chatear con amigos que por horarios no veía hacía tiempo. Pero también para conocer gente nueva aprovechando las oportunidades que nos brinda internet.

No voy a desgranar ahora toda la gente que me han permitido hacer más llevaderos estos días, que ya serán objeto de otras entradas, pero sí me gustaría hablar de una de ellas en concreto.

Desde que me compré un móvil nuevo hace unos meses que me permitía conectarme al fin a internet, fui probando con diversas aplicaciones que me permitirían sacarle más partido al desembolso. Y entre esas aplicaciones que con curiosidad me instalé, estaban varias muy conocidas de ámbito exclusivamente gay. La verdad es que no las he utilizado demasiado, pero saber que están ahí me sirve para echar un vistazo de vez en cuando y conocer gente nueva con quien relacionarme, ya sea para una simple charla intrascendente o para disfrutar juntos de ratos de ocio. Y así conocí a Calixto. Por casualidad.

Uno de esos programas requirió una actualización y entré para instalarla. Y justo en esos breves momentos en que el programa estaba abierto recibí un saludo y una carita sonriente. Su perfil, prácticamente vacío y sin datos, me permitió ver una foto suya que me gustó. Era moreno, delgado y tenía un aire un poco melancólico. A ojo le calculé unos 18 ó 19 años y decidí entablar una conversación con él. Me encanta hablar con personas de diferente edad a la mía porque me aportan un punto de vista muy diferente al que pueda tener yo. Siempre he creído que se puede aprender algo de cualquier persona, independiéntemente de su edad, además de que te mantiene pegado a la realidad y te aleja de la burbuja de pensamiento de tu generación.

Empezamos a chatear y la conversación se alargó un par de horas en que me reí mucho por su ingenio y visión del mundo. La charla continuó, a ratos muertos, los siguientes días. Y me dijo que le gustaría conocerme. Ahí empezó a subir de tono la conversación, haciéndola más picante y desenfadada. Intercambiamos números de teléfono y se hizo una foto más cercana de su cara que me envió para que le dira mi opinión sobre sus ojos. Y los que se abrieron fueron los míos.

Me pareció que era más joven de lo que yo creía. Y se lo pregunté directamente. Dieciséis años me respondió. Me asusté un poco porque nunca me había planteado quedar con nadie menor de edad, y rápidamente empecé a buscar en internet la legislación penal española para asegurarme de que no estaba cometiendo un delito. No soy un pederasta.

Descubrí que el código penal permite a los mayores de 16 años que puedan tener sexo con adultos sin ningún tipo de problema, y una vez tranquilizado al saber que no hacía nada ilegal seguimos charlando un buen rato. Pero yo seguía dubitativo sobre el tema y le daba vueltas en mi cabeza a su juventud. ¿Y si me estaba mintiendo? ¿Tendría que pedirle el DNI como un portero de discoteca para asegurarme de su edad? Se lo pregunté de nuevo. Y me confesó que le faltaban unos meses para cumplir los dieciséis. Tenía quince años.

Aún no había cerrado las webs donde había investigado el código penal y me lancé a leerlas de nuevo. Debió notar mi silencio e intuir mis miedos, porque me escribió diciendo que en España la edad de consentimiento para las relaciones sexuales está en los 13 años. ¡Se había molestado en mirar el código penal para saber lo que hacía! Ahora comprendía porque me había engañado con su conversación, pues parece mucho más adulto de lo que es.

A pesar de lo que me dijo, preferí comprobarlo por mi mismo, y efectivamente la edad de consentimiento sexual en España está en los 13 años. Los mayores de 16 pueden acostarse con quien quieran, y los del rango de 13 a 15 lo pueden practicar también, sin problemas, siempre que no medie engaño por parte del adulto. Eso es un delito que se llama estupro.

Toda esta legislación la desconocía totalmente porque, como he dicho antes, ni se me había pasado por la cabeza acostarme con un menor de edad. De hecho nunca he quedado con nadie menor de veinte. Pero a partir de ahora no creo que se me olvide nunca.

Tranquilizado un poco al saber que no había hecho de momento nada incorrecto seguimos hablando, pero yo seguí teniendo muchas dudas sobre si era moralmente aceptable. Porque este es el problema. Mi duda moral.

Yo tengo 43 años y me crié en una época en que la moral católica lo impregnaba todo. Las relaciones sexuales no se debían realizar hasta el matrimonio y a pesar de que se incumplía sistemáticamente, era muy raro que alguien se iniciase en el sexo antes de los 17, casi mayores de edad. Y eso en los chicos. Las chicas tardaban más. En mi círculo de amigos la mayoría se inició aún más tarde. Y las relaciones homosexuales eran imperdonables.

Debido a que yo no descubrí mi orientación sexual real hasta los 40 años, y a pesar de que tuve relaciones sexuales con mujeres de forma regular, era un tema que no me interesó mucho durante años. En parte fueron rutinarias y en parte hormonales. Prácticamente llegué a pensar que era asexual. Debo reconocer que ando un poco descolocado en este tema y que probablemente mis dudas pertenecen a otra época más represiva y que probablemente estoy viviendo en mi cabeza con unas reglas morales que los más jóvenes hoy considerarían absurdas y desfasadas. Pero ahí están.

Mientras pensaba en todo esto a la par que chateábamos, Calixto me lanzó un pregunta que me dejó sin respuesta: "Si ya te habías llegado a plantear acostarte con uno de 16 ¿qué diferencia hay por hacerlo con uno unos meses menos si es perfectamente legal?"

Le respondí, sin comprometerme, un "ya veremos" y seguimos charlando. Me contó que el descubrió que era gay con 13 años y que desde los 14 mantiene relaciones asiduamente. Le gustan los mayores que él, generalmente entre los 25 y los 35, pero que yo le gusté por mis fotos y sobre todo por lo que había escrito en mi perfil. Que ya se había fijado en mi hacía tiempo y que llevaba esperando a verme conectado para escribirme.

Me preguntó si era celoso, porque el mantenía una relación abierta con un chico de 35 desde hacía un año y que además solía quedar esporádicamente con otros. Estuvimos hablando mucho tiempo y cuanto más hablaba más me sorprendía por su madurez. Lo comparaba con Alejandro, que ahora tiene 24 años y Calixto parecía mucho mayor. Si no supiese su edad y me hubiese enseñado su foto, habría pensado que tenía veintimuchos.

Hemos hablado unas cuantas veces y Calixo ha insistido en quedar varias veces, pero yo no termino de decidirme. Tengo demasiado dentro de mi unas cortapisas morales aprendidas en mi juventud, pero la sociedad ha avanzado mucho en estos últimos 25 años, y de la misma forma que la homosexualidad ha pasado de ser perseguida penal y moralmente a ser un hecho "medianamente" aceptado en la sociedad, quizá sea yo el que deba hacer ahora el esfuerzo de actualizarme y derribar las barreras mentales que me aislan. Igual que hice al aceptar mi homosexualidad. Igual que el día que me atreví a quedar por primera vez con un chico. Igual que cuando empecé a salir del armario con algunas personas. Llevo tres años derribando muros que se implantaron en mi mente hace ya treinta. ¿Debe ser este el siguiente?

Sé que este blog lo lee bastante gente, y que por aquí han dejado comentarios visitantes entre los 15 y los 70 años. Probablemente habrá muchos otros que sólo lean y de los que desconozco su edad, pero me gustaría saber la opinión de todos. Probablemente serán dispares pero no me importa. Pues tengo dudas. Muchas dudas. Y no sé si debo derribar este muro.